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sábado, 9 de marzo de 2013

Cometas: los recién llegados


Los cometas nos pueden ofrecer sin duda uno de los espectáculos más fascinantes del cielo nocturno. Estos visitantes del espacio exterior están compuestos principalmente por hielo y agua (H2O) con un poco de hielo de metano (CH4) y un núcleo sólido. Debido a esta composición se les comenzaron a describir como "sucias bolas de nieve". Pero, ¿de dónde proceden los cometas? Principalmente provienen de dos lugares: la Nube de Oort (situada entre 50.000 y 100.000 UA del Sol) y el cinturón de Kuiper, que se encuentra más allá de la órbita de  Neptuno.

Imagen artística del Cinturón de Kuiper y la Nube de Oort
Se cree que los cometas de largo período tienen su origen en la nube de Oort, que lleva el nombre del astrónomo Jan Hendrik Oort. Cuando alguna estrella pasa muy cerca del sistema solar, las órbitas de los cometas de la Nube de Oort se ven perturbadas: algunos salen despedidos fuera del sistema Solar, pero otros acortan sus órbitas. Su recorrido sufre luego más variaciones por encuentros gravitacionales con Júpiter y Saturno, y una vez cada cien años aproximadamente, tienden a emprender un carrera hacia el interior del sistema solar.

Las órbitas de estos cometas, que giran como los planetas alrededor del Sol, describen enormes elipses. Desarrollan colas cuando se acercan lo bastante al Sol, concretamente en algún punto entre las órbitas de Júpiter y Marte. Es entonces cuando comienza a calentarse y a formar la característica y vistosa cola.

Órbitas de tres cometas

El costado iluminado del cometa se recalienta y se produce una evaporación de hielo y polvo del núcleo. Este es un fenómeno experimentado por todos los cometas cuando se acercan a su perihelio, es decir, el punto más cercano al Sol. Las dos colas, una formada por polvo y otra por plasma y gas ionizado, dependen de dos mecanismos, ambos las obligan a apuntar siempre en dirección opuesta al Sol.

Las dos colas del
cometa Hale-Boop
La presión de radiación solar actúa sobre el polvo del cometa y lo arrastra hasta generar una cola, especialmente a medida que se aproxima al perihelio. Las partículas de polvo forman una larga y brillante cabellera que suele mostrar una ligera curbatura debido a que el material expulsado se "retrasa" con respecto al que surge a continuación.

Los gases ionizados emitidos por el cometa son arrastrados por el viento solar formando una cola recta. Dado que la mayor parte de su radiación obedece al monóxido de carbono ionizado, dichas colas adoptan una coloración azulada.



Colisiones inevitables

Los cometas viejos, calentados por pasos reepetidos cerca del Sol, se desmembranan, se evaporan y se desintegran y los restos se dispersan llenando toda la órbita cometaria. Por lo tanto, en el punto de intersección de ésta órbita con la de la Tierra, hay un enjambre de meteoritos esperándonos. Estos restos son el origen de muchas lluvias de meteoros que podemos ver a lo largo del año, como la lluvia de las Gemínidas, originada por el ya extinto cometa C/1490 Y1.

Efecto devastador de un bólido en el bosque de la
taiga, en Tunguska. Esta fotografía fué tomada a
5 km. del "punto cero" 21 años después del
acontecimiento. Todos los árboles señalan en
dirección opuesta al punto del impacto.
Pero los cometas, más tarde o más temprano, chocan con los planetas. Un modesto fragmento cometario, al chocar con la atmósfera de la Tierra, produciría una gran y radiante bola de fuego y una potente onda explosiva que incendiaría árboles, arrasaría bosques y se escucharía en todo el mundo. Pero no podría excavar en el suelo un cráter grande. Todos los hielos se derretirían durante la entrada. en la atmósfera. Del cometa quedarían pocas piezas reconocibles, quizás sólo un rastro de pequeños granos provenientes de las partes no heladas del núcleo cometario.

Sin embargo, los científicos planetarios modernos afirman en ocasiones que la colisión de un cometa con un planeta podría suponer una considerable contribución a la atmósfera planetaria. Por ejemplo, todo el agua presente en la atmósfera de la Tierra podría explicarse por el impacto reciente de un cometa pequeño.


Los cometas en la historia

En la antigüedad, a los cometas se les consideraba como un presagio de acontecimientos futuros. Para los babilonios, los cometas eran barbas celestiales. Los griegos los veían como cabelleras flotantes. Los árabes pensaban que eran espadas llameantes.

Izquierda. Descripción azteca de la visión que tuvo el emperador Moctezuma, quien aceptó la superstición popular de que los cometas presagian catástrofes, cayendo en una depresión y colaborando así inconscientemente con la conquista española. Historias de las Indias de Nueva España. Derecha. Representación turca del Gran Cometa de 1557. Biblioteca de la Universidad de Estambul. 

En la época de Tolomeo, los cometas se clasificaban laboriosamente según sus formas, en "rayos", "trompetas", "jarras" y demás. Tolomeo pensó que los cometas traían guerras, temperaturas calurosas y "desórdenes".
En descripciones medievales de cometas, parecen crucifijos volantes no identificados.



Denominación de los cometas

Movimiento de un cometa alrededor
del Sol. (A) Sol, (B) Tierra,
(C) Cometa.
En las designaciones, el prefijo "P/" señala a los cometa periódicos y el "C/" a los cometas no periódicos. Un cometa periódico es aquel que tiene un periodo menor de 200 años. A partir de 1995, se adopta la escritura de la letra mayúscula para identificar la quincena del año cuando se produce el descubrimiento, siguiendo de un número que identifica el orden de descubrimiento. Así, por ejemplo se tiene:


  • C/2001 Q4: El cuarto cometa descubierto en la quincena del 16 al 31 de Agosto del año 2001.
  • C/2002 W17: el cometa número 17 descubierto la quincena del 16 al 30 de noviembre del año 2002.




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