Las estrellas fugaces son un espectáculo imprescindible en el cielo nocturno. Son una excusa excelente para pasar un rato en familia disfrutando de la naturaleza. Pero lo que denominamos estrellas fugaces no son tales estrellas, sino meteoritos. De hecho, la mayor parte de los meteoritos son restos de cometas. En su camino entorno al Sol, los cometas emiten gas y polvo y dejan a lo largo de su órbita un rastro de diversos materiales. Aunque los cometas muy raramente suelen chocar con la Tierra, nuestro planeta sí que atraviesa sus órbitas con cierta frecuencia. Cuando esto ocurre, los restos de polvo mineral y rocoso caen en la atmósfera terrestre, y son calcinados por la fricción con las moléculas de aire. Esto produce la ionización de las mismas y su radiación. Es entonces cuando se produce el destello y lo que denominamos estrella fugaz.
 |
Izquierda. Órbita de un cometa. La Tierra atraviesa periódicamente la órbita del cometa, donde se encuentran los restos que se desprenden de él. Entre Marte y Júpiter, el cinturón de asteroides. Derecha. Lluvia de las perseidas en 2009. |
Entre las órbitas de Marte y Júpiter, orbitando alrededor del Sol, se encuentran gran número de pequeños cuerpos o planetoides. Sus diámetros oscilan entre 1 y 1.000 kilómetros y su forma es irregular. La mayoría describen órbitas casi circulares creando una especie de cinturón de unos 290 millones de kilómetros. Otros tienen órbitas muy excéntricas como los cometas.
Cuando la Tierra atraviesa la órbita de un cometa, el resultado es la aparición de miles de meteoritos. Todos ellos, según la época del año, aparecen provenir de un punto del firmamento, que llamamos radiante, y la constelación de la que procede cada lluvia de meteoritos le da el nombre.
 |
El radiante de la lluvia de meteoros de las Perseidas (12 agosto),
tiene lugar en la constelación de Perseo, y da nombre a la lluvia. |
Existen también meteoritos esporádicos que vienen de todas direcciones del espacio, y se componen de polvo y rocas provenientes de la nebulosa solar, describiendo su propia órbita en torno al Sol. Estos restos estelares penetran en la atmósfera terrestre a velocidades que oscilan entre los 11 y los 74 Km. por segundo. El resto que dejan a su paso dependerá de la cantidad de materia que contengan, desde simples partículas de polvo a grandes bloques rocosos.
La mayor parte de materia que componen los meteoritos se consume al contacto con la atmósfera terrestre, pero en algunas ocasiones dicha combustión no es completa, lo que hace que lleguen a aterrizar trozos del mismo sobre la superficie.
Clasificación de los meteoritos
Los meteoritos se clasifican en tres tipos básicos: metálicos, litosideritos y condritos. Pero existe así mismo otro grupo: los acondritos.
Metálicos
Se hallan fundamentalmente compuestos por hierro y níquel. Los metales se encuentran en estado de cristalización, lo que demuestra que los asteroides de los que proceden atravesaron un período de lento enfriamiento o súbita solidificación.
Litosideritos
Son meteoritos compuestos por materiales metálicos y silicatos superpuestos. Pueden clasificarse a su vez en dos tipos: mesosideritos y palasitos. En los primeros, los silicatos se hallan compuestos fundamentalmente por feldespato (un silicato de aluminio) y piroxenos (silicatos de hierro, magnesio y calcio).
Los palasitos contienen gran cantidad de olivino (un siliato de hierro y magnesio). Probablemente, se formaron tras la intrusión de un líquido metálico entre el núcleo y el manto de olivino del asteroide del que proceden.
Condritos
Contienen pequeñas partículas esféricas o "cóndrulos" de los que se deriva su nombre. Dichas partículas contienen hierro, feldespatos, olivino y piroxenos, por lo que son químicamente similares a numerosas rocas terrestres.
Acondritos
No contienen cóndrulos. Son muy similares a las rocas lunares.
 |
Izquierda. Meteorito Gibeon. Centro. Meteorito Kapper, hallado por Francisco Pascasio Moreno el 4 de abril de 1986 en Chubut, Argentina. Tip metálico, masa 114 kilos. Colección del Museo de la Plata. Derecha. Campo del cielo meteoroide. Fragmento El Chaco, back2. |
El estudio de los meteoritos nos proporciona datos acerca de la naturaleza química de la nebulosa solar existente desde hace unos 4.500 millones de años. Para entonces, el hierro y otros átomo pesados habían sido sintetizados, presumiblemente en el interior de las primeras estrellas que, convertidas en supernovas, distribuyeron su materia a lo largo del espacio interestelar.
0 comentarios:
Publicar un comentario